Es frecuente encontrarse dentro del ambiente laboral a personas con un perfil psicológico caracterizados por tendencias individualista, ciertas dosis de egoísmo y falta de interés por todo aquello que no les reporte un beneficio para su propia persona. No suelen compartir su tiempo ni sus intereses con otros compañeros , mostrando incluso un cierto desprecio por todos aquellos que no compartan sus ideas o su forma de pensar.
Podemos decir que son la antítesis contraria de lo que debe ser la grupalidad. Este tipo de personas no suelen establecer relaciones duraderas con la empresa ni con los compañeros y abandonan con facilidad su trabajo por otro nuevo, que les resulte más beneficioso a sus principios e intereses. NO les gusta construir en grupo, rehuyen los encuentros donde tengan que verse con otras personas y nunca comparten sus experiencias ni sus conocimientos porque creen que pierden ventaja competitiva frente a los demás.
El individualismo, se puede considerar una patología, en el sentido que el individualista o solitario, es una persona débil que no puede establecer relaciones duraderas y estables con otras personas. Sus relaciones personales suelen ser frágiles, tienen dificultad para comprometerse en el amor y casi siempre son abandonados por su pareja, porque su frialdad emocional los incluye más en la categoría de lo animal que de lo humano. Con los años, su soledad se exhacerba, se quedan solos, sin amigos y suelen morir incluso en la más extrema soledad, sin que nadie note su ausencia.¿ Nos podemos preguntar, porqué una persona puede rechazar ser un ser social y recluirse en la soledad.? El origen de la soledad se gesta en la más temprana infancia. Los solitarios son niños que rechazan al mundo, debido a que experimentan unos celos extremos hacia todo aquello que les rodea y que les separó de la figura materna. Son niños que vivieron muy apegados a la madre y cuando fueron separados, nació en ellos un odio increible, junto a unos celos exagerados que les dificultó la entrada al mundo por el enorme rechazo que les produjo las personas. Todos, debemos analizar nuestras tendencias individualista. Si no podemos generar vínculos amistosos en el trabajo, en la vida, con el amor, debemos sospechar si no somos unos individualistas que nos hemos condenado a una futura muerte en soledad.
Podemos decir que son la antítesis contraria de lo que debe ser la grupalidad. Este tipo de personas no suelen establecer relaciones duraderas con la empresa ni con los compañeros y abandonan con facilidad su trabajo por otro nuevo, que les resulte más beneficioso a sus principios e intereses. NO les gusta construir en grupo, rehuyen los encuentros donde tengan que verse con otras personas y nunca comparten sus experiencias ni sus conocimientos porque creen que pierden ventaja competitiva frente a los demás.
El individualismo, se puede considerar una patología, en el sentido que el individualista o solitario, es una persona débil que no puede establecer relaciones duraderas y estables con otras personas. Sus relaciones personales suelen ser frágiles, tienen dificultad para comprometerse en el amor y casi siempre son abandonados por su pareja, porque su frialdad emocional los incluye más en la categoría de lo animal que de lo humano. Con los años, su soledad se exhacerba, se quedan solos, sin amigos y suelen morir incluso en la más extrema soledad, sin que nadie note su ausencia.¿ Nos podemos preguntar, porqué una persona puede rechazar ser un ser social y recluirse en la soledad.? El origen de la soledad se gesta en la más temprana infancia. Los solitarios son niños que rechazan al mundo, debido a que experimentan unos celos extremos hacia todo aquello que les rodea y que les separó de la figura materna. Son niños que vivieron muy apegados a la madre y cuando fueron separados, nació en ellos un odio increible, junto a unos celos exagerados que les dificultó la entrada al mundo por el enorme rechazo que les produjo las personas. Todos, debemos analizar nuestras tendencias individualista. Si no podemos generar vínculos amistosos en el trabajo, en la vida, con el amor, debemos sospechar si no somos unos individualistas que nos hemos condenado a una futura muerte en soledad.
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