viernes, 2 de marzo de 2012

¿PROBLEMAS DE COMUNICACION? SOBERBIA O NARCISISMO INFANTIL

El lenguaje tiene el encanto de poder decir lo que uno no tiene que hacer. Las combinaciones son infinitas, de manera, que siempre hay una manera mejor de decir las cosas o de llegar con mas eficacia. El mensaje lo ejecuta un emisor hacia un receptor. Y dependiendo para quien sea, así lo transmitimos. Las dificultades de comunicación dentro de los grupos de trabajo a cualquier nivel, no dejan de ser obstáculos narcisistas infantiles. ¿ cuál puede ser la causa por la que dos adultos no puedan hablar? Ninguna, pero si la posición del que habla o del que recibe es inmadura o infantil, la distorsión del mensaje y su recepción está tocada por la subjetividad de la relación. Entre las personas existe lo que se llama la proyección o espejo, de manera que el otro no deja de ser mas que mi propia imagen proyectada, es decir, que cuando algo del otro no tolero, es porque algo de mí refleja pero proyectado y desplazado. Todos somos imagen para otros como los otros son imágenes nuestras y encontramos la imagen justo en el espejo donde nos miramos. Si el otro me trata mal, debo pensar que algo de mí se hace maltratar. Si no puedo escuchar, debo pararme a pensar quien me habla. Quiero decir que la complejidad de las relaciones laborales, está tocada por la subjetividad de las personas y sus fantasmas afectivos, refiriéndonos a los recuerdos presentes, pasados y futuros existente en cada uno de nosotros y latentes en lo inconsciente de cada cual. Para entender el funcionamiento de la psiquis, primero tengo que saber de mi propio psiquismo y nadie se conoce a sí mismo porque todos nos defendemos de algo de nosotros mismos frente a lo que mi propio narcisismo me defenderme. La soberbia es el narcisismo infantil pero en el adulto. La conducta narcisista es un grado de inmadurez, propio de los niños. Tal es así que las discusiones, las peleas, los malos entendidos no dejan de ser un narcisismo infantil puesto en un lugar que no se corresponde. También es cierto que el ser humano, prefiere ser ignorante, a reconocer su ignorancia.