lunes, 28 de octubre de 2013

A MI EL PSICOANÁLISIS ME LO DA TODO



Tenía 19 años cuando conocí el psicoanálisis. Gracias a un trastorno obsesivo compulsivo que tuve, me hizo encontrarme con el psicoanálisis. Visité psicólogos, psiquiatras pero algo de aquello encuentros me hizo entender que lo que me estaba pasando tenía que ver con las impotencias potencias que frente a mi vida iban a aparecer. Alguna inteligencia de mí, ya con esa jóven edad, me advertió que estaba unido a fuertes cadenas ideológicas familiares y sociales. Cada vez que hice intentos de abrir nuevos caminos sólo escuchaba frases como: “ para qué quieres mas.” O “conformate con lo que Dios te ha dado”, o “tanta ambición no es buena” o “en la vida hay gente rica y gente pobre, si a ti te ha tocado ser probre, tienes que aguantarte”… Podría seguir enumerando muchas mas. Pero aquellas frases yo sentía que no eran mías. Me quería atar, frenar mi espíritu jóven, mis ansias de ser algo en la vida…. Pero todo fueron cadenas. Esa inteligencia de la que hablo me hizo estar atento a cualquier señal que pudiera indicarme que habría de haber otros caminos. Así llegue hacia una antigua profesora, psicóloga y psicoanalista, cuyo modo de hablar causó en mí admiración. Yo le pedí que me escuchara, que mis ambiciones eran más grandes que yo pero no sabía cómo crecer. Me dijo que si tenía algo de dinero. Le contesté que algo de dinero tenía porque a mí siempre me gustó trabajar y ya lo hacía con aquella edad. Me dijo, llama a esta persona. Era una psicoanalista del Grupo Cero. La primera entrevista que tuve ya que liberó de la angustia. Fue lo más tranquilizador observar una persona que realmente me escuchara, sin prejucios, sin censuras. Le dije todo lo que me venía a la mente y al ver que no me decía nada, yo me animé y seguí y seguí diciendo todo lo que me venía a mi mente. Quedamos para una segunda entrevista y cerramos dos encuentros a la semana. Yo por entonces había comenzado primero de Medicina y recién comencé a trabajar como agente de seguros. En menos de un año, pude hacerme cargo de mi primer año de carrera y en menos de un año, logré hacerme el mejor agente de seguros de España, vendiendo pólizas de entierro ( decesos ). Yo llegaba a mi psicoanálisis y todo era libertad para decir, expresar y no me censuraban. Aquella libertad, me daba una energía que pude contagiar a muchos de mi amigos por aquella época pues en menos de un año, más de veinte amigos míos comenzaron su psicoanálisis. Los años de carrera fueron maravillosos, trabajaba, me psicoanalizaba, entendí las primeras cuestiones del amor y de sexo y vivía como un jóven libre. Luego llegó el final de carrera, el trabajo comprometido, y los estudios de psicoanálisis. La vida era un camino, pero esta vez, yo lo escribía. La ideología familiar, social represora, ya no hacía mella en mí y cualquier cosa que me proponía, lo conseguía. Y respondía, lo hago con psicoanálisis y trabajo. Con los años, la vida fue tomando para mí el rumbo de mis deseos. Me casé con una maravillosa mujer, comencé a entender a la poesía y a ser mas tolerante para con los otros. Eso me llevó por otros caminos sociales y comprender algo más del amor. Ahora sigo en el camino del psicoanálisis, del trabajo y de la poesía. Sigo inaugurando nuevos campos, implicándome en muchos destinos y puedo decir que mi vida es la que yo he querido. Por eso que cuando veo tantos destinos desviados, tanto sufrimiento y vidas que irremediablemente se van a perder, me digo: qué diferente sería el destino de tantas personas si conocieran el psicoanálisis. Y en este registro me hallo. Tratanto de ser una herramienta y un instrumento necesario para todo aquel que aprecie su vida. Sin embargo, a veces, aún teniendo una luz delante, nuestra ceguera ideológica nos impide verla.

sábado, 26 de octubre de 2013

REFUGIARSE EN LA ENFERMEDAD MENTAL


Un gran número de personas, situados frente a conflictos y cuya solución se les hacía demasiado difícil, se han refugiado en la enfermedad, alcanzando con ella ventajas que no se pueden negar aunque demasiado caras a la larga. ¿Quñe ocurre cuando estas personas, frente al psicoanálisis hablen y se den cuenta que ya no pueden huir ni refugiarse en su enfermedad, viendo que no les queda mas remedio que curarse?
Tendrían que reconocer los instintos, las pulsiones, sus deseos dominantes, afrontar el conflicto y combatir o renunciar a los deseos inconscientes que por intolerables a la conciencia, les ha supuesto un conflicto que les ha hecho enfermar.
Pero vamos a descartar algo, ya que los psicoanalista no somos fanáticos higienistas o terapeutas que vamos por la vida queriendo salvar a todo aquel que sufra de una enfermedad mental. Si se teme al psicoanálisis es por su poder terapeútico pero bien es cierto que el psicoanálisis sólo es efectivo con todo aquel que está dispuesto a afrontar su conflicto y resolverlo, aunque para ello tenga que renunciar a las ventajas de ser un enfermo.
El psicoanálisis ha demostrado que no es idealista ni tiene afan de curar a todo aquel que padezca de una dolencia del alma. Es más, el psicoanálisis viene a dar cuenta que la curación de una enfermedad neurótica puede incluso no ser beneficioso para el enfermo. Muchas personas se preguntarán que si bien, liberar a una persona de todo aquello que la impide ser feliz, ¿cómo no va a ser beneficioso? Muchas de las personas que se refugian en la enfermedad no resistirían el conflicto que les supondría estar bien frente a la familia o la sociedad. Sucumbirían rápidamente o incluso serían capaces de causarse algún daño más grave para volver a recuperar su estatus de enfermo, por lo tanto, el intento de curación serína más nocivo que su propia enfermedad neurótica.
De aquí definimos, que el psicoanálisis no tiene intención de curar, ya que estaría faltando el respeto al enfermo pues no sabemos, aunque acuda a psicoanalizarse, si su deseo es o no curarse. Por lo tanto, el curarse, es algo secundario para el psicoanálisis, es más, al psicoanalista no le tiene que importar si el paciente quiere o no quiere curarse. Al psicoanalista, solo debe interarse psicoanalizar al paciente, es decir, hacer entender la relación que existe entre su enfermedad y sus deseos o impulsos inconscientes, causantes del conflicto moral con su yo, que lo ha llevado al desearrollo de una enfermedad mental para defenderse de si mismo. Por lo tanto, cuando una persona enferma o con problemas acude al psicoanálisis, el psicoanalista no tomará la decisión de su curación, sino que será el propio paciente, quien en el proceso de su psicoanálisis, al ir entendiendo poco a poco  el conflicto que le llevó a enfermar, en ese camino hallará su propia curación.

jueves, 24 de octubre de 2013

LAS VENTAJAS DE SER UN ENFERMO MENTAL


Las psiconeurosis son satisfacciones sustitutivas deformadas de instintos cuya existencia tiene que ocultar el sujeto a los demás e incluso a su propia conciencia. La existencia de las neurosis, de los trastornos mentales reposa en esta deformación y este desconocimiento. Con la solución del enigma planteado y la aceptación de la misma por el enfermo, queda incapacitada para seguir manteniéndose en el sujeto, estos estados patológicos. Los trastorno mentales, guardan relación con la existencia de impulsos, deseos, que la persona bajo los síntomas de su enfermedad, tratará de ocultar -pero de manera inconsciente-, socialmente se sabe que detrás de un trastorno mental se esconde una actitud contraria a la buena voluntad del paciente. Así por ejemplo, una exagerada ternura angustiada, encubre un odio inconsciente. La agorofóbia, delata ambiciones defraudadas y los actos obsesivos, representan reproches y medidas de seguridad contra los propios propósitos malignos. Los demás, familiares o extraños, a los cuales se les quiere ocultar mediante la enfermedad sus procesos anímicos inconscientes, conocen perfectamente –pero de manera inconsciente- el sentido general de sus síntomas, advirtiendo que su trastorno patológico puede ser interpretado en el acto por todos-pero de manera inconsciente-. Solamente, la ventaja de la enfermedad, es una condición que existe cuando el ambiente personal o familiar del enfermo facilita la permanencia de la enfermedad. ¿Quiero esto decir entonces que la propia familia o la propia pareja del enfermo apoya la enfermedad del mismo? El Dr. Miguel Menassa, comenta que dentro de una familia, el sujeto que enferma no es exactamente el mas enfermo de dicha familia, pero sí el más débil, el cabeza de turno elegido por la familia para que enferme. De manera que la existencia de un enfermo mental dentro de una familia no deja de ser más que el escaparate de todos los enfermos que hay dentro de la misma, por lo tanto, este tipo de pacientes, tanto ellos como la familia, suelen oponerse a la terapia del psicoanálisis para evitar la curación y, el desenmascaramiento de toda una problemática familiar que suele ocultar tras la enfermedad de uno de sus miembros. Por lo tanto, INTERESA que la persona siga enferma. Su enfermedad es un alivio para el resto de los componentes familiares. Y de ahí, el beneficio o la ventaja de hallarse enfermo. De hecho, este tipo de personas, tanto ellos como sus familiares, se encargan de buscarse los peores especialistas para no hallar nunca la solución al problema y optan por cronificar la situación del enfermo bien ayudando a enfermar más al enfermo o anularle mediante el uso de medicación. 

domingo, 20 de octubre de 2013

EL PORVENIR DEL PSICOANÁLISIS ( parte 1 )



La técnica del psicoanálisis se propone facilitar al paciente su acceso a los contenidos de su psiquismo inconsciente. Dicho acceso, está dificultado por las llamadas resistencias del paciente a la cura, lo que puede llegar a dificultar dicho acesso. Una vez superadas las mismas, los contenidos inconscientes emergen a la conciencia. Ningún psicólogo, psiquiatra o psicoterapeuta que quiera practicar el psicoanálisis, podrá hacer buen uso de esta técnica terapeútica si previamente no ha llevado a cabo un psicoanálisis personal, ya que sus propios complejos y resistencias, impediran comprender las resistencias y los complejos de sus pacientes. Aquellos que no lleven a cabo un psicoanálisis personal y no se hallen en formación psicoanalítica, mejor que no pretendan ejercer el psicoanálisis porque verán errada su intención y no lograrán ningún éxito terapeútico entre sus pacientes.
El yo, la parte consciente de la personalidad sufre las consecuencias de la civilización. El extraordinario incremento de las neurosis y los trastorno mentales desde que las religiones han perdido su fuerza, nos da una medida de la inestabilidad interior de los hombres y de su necesidad de apoyo. El empobrecimiento, digásmolo así, de la persona, tiene que ver con el enorme esfuerzo que debe hacer para reprimir sus intintos sexuales y que la sociedad condena de manera enérgica.
Desafortunadamente, la sociedad, lejos de incluir el psicoanálisis dentro de sus doctrinas científicas, lo separa y lo relega simplemente por un interés comercial respecto a las enfermedades mentales, que mueven miles de millones de euros anuales en tratamientos con pastillas que no curarán jamás al enfermo y para colmo, le hacen creer que estára enfermo de por vida para así asegurarse la continuidad de un tratamiento que solo podrá calmarle un poco los nervios.
Otros dirán que el interés es nuestro y bien podemos responder que un psicoanálisis de cualquier dolencia, es mucho más barato que cualquier tratamiento con pastillas de por vida. Cualquier problema mental, entre uno y tres años puede llegar a su total curación siempre y cuando por parte del enfermo y de sus familiares, faciliten el tratamiento. Y por muy lento que pueda parecer, uno, dos o tres años de tratamiento, donde se le devuelve la alegría de vivir y la curación a una persona, no tienen precio si por ello gana el resto de su vida. ( CONTINUARÁ )

EL PORVENIR DEL PSICOANÁLISIS ( parte 2 )



La sociedad, el Estado, no ve bien el psicoanálisis y  opone resistencia a que ocupe un lugar de vital importancia y autoridad dentro del campo de la Sanidad, ya que sometemos al Estado y a lo social a una crítica responsabilizándolos en parte de la causación de las neurosis y los trastorno mentales en las personas. Del mismo modo que nos atraemos la hostilidad del paciente al descubrir lo reprimido en él, la sociedad no puede ver con simpatía al psicoanálisis porque revela sus daños y sus imperfecciones ya que hace caer ideales y modelos ideológicos que no sirven para la producción de salud en las personas. Sin embargo, por más que halla un sector opositor al psicoanálisis, su aparición HA SIDO UNA PRODUCCIÓN por la misma sociedad para su salvación. Por muy poderosos que sean los afectos y los intereses de los gobiernos, lo intelectual y la supervivencia del hombre también es un poder. Las cosas pasan cuando tienen que pasar y una sociedad totalmente loca no le interesa a la propia sociedad. De ahí que el psicoanálisis vino a producirse como una ciencia que daría cuenta de la naturaleza psíquica de lo humano, entendiendo por lo tanto, los procesos por los cuales las personas enferman. Y cierto es que no se enferma el que quiere sino el que puede, es decir, la enfermedad mental es una posibilidad humana, por lo tanto, también es una decisión inconsciente, una forma de vivir aunque suponga una minoración de la enorme capacidad que tiene el hombre de ser hombre. Las verdades más espinosas e hirientes, acaban por ser escuchadas y reconocidas una vez que los intereses heridos y los afectos por ellos despertados, han desahogado su violencia. Siempre ha pasado así y las verdades indeseables que nosotros los psicoanalistas tenemos que decir al mundo, correrán la misma suerte. Pero sabemos, que hemos de saber esperar. Las personas no son idiotas aunque a veces se lo hagan. Uno puede huir de una verdad que no quiere escuchar, de la naturaleza de sus deseos, de su causa de enfermar, pero a la larga, lo que se rechaza de uno mismo, retorna con igual o mal fuerza. Nuestra mente, quiere hablar, se quiere expresar y por mas frenos, por mas renuncia, por más represión que ejerzamos sobre la misma o que ejerza lo social por lo humano, al final vuelve, retorna. Lo reprimido es aquello que siempre retorna, que se repite, que halla su camino de expresión. Entre enfrentarse a la verdad de cada uno o reprimirla, se encuentra la diferencia entre vivir como humanos libres o como esclavos. Muchas gracias.

sábado, 12 de octubre de 2013

EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS ( 2ª parte )


Tratamos el caso de una bella joven de diecinueve años, hija única y superior intelectualmente a sus padres. De niña presentaba un carácter salvaje y orgulloso y durante sus últimos años, sin causa aparente, llegó a mostrarse patológicamente nerviosa. Tiene una marcada hostilidad contra su madre, está descontenta, deprimida, e inclinada a la indecisión y a la duda. Tiene un importante ceremonial con el que se acuesta todas las noches y que llega a desesperar a sus padres. Refiere que para dormir, necesita un silencio absoluto y evita todo aquello que puede producir ruido. En primer lugar, para el reloj de pared que hay en el cuarto y transporta todos los relojes a otra habitación. Mete reloj de pulsera en un estuche, y se lleva a fuera todos los floreros, jarrones y objetos que puedan caer durante la noche y perturbar su reposo. Luego, exige que la puerta de la habitación de los padres este entreabierta e inmoviliza la puerta con pequeños objetos. Y respecto a su cama, la almohada larga no debe tocar la cabecera y un almohadón pequeño, tiene que quedar dispuesto en rombo con la almohada grande, reclinando la enferma su cabeza sobre el almohadón pequeño de para que quede en el sentido del diámetro longitudinal del rombo. Y por último, sacude el edredón hasta que todo su contenido se acumule en la parte inferior, formando un montículo que inmediatamente lo deshace igualándolo de nuevo. Una vez hecho todo este ceremonial, la enferma teme no haberlo llevado a cabo con todo el cuidado necesario y revisa, repite cada no de los actos una y otra vez según la duda va recayendo sobre ello. Todo el ritual, la lleva mas de dos horas, durante las cuales, ni la mucha logra dormir, ni sus atemorizados padres. Con tratamiento psicoanalítico, la paciente logró su total curación. Según las asociaciones de la paciente, el sentido de sus síntomas eran los siguientes: el reloj, representaba para ella un símbolo del genital femenino. Ya que nada hay más periódico que un reloj. De hecho, cuando una mujer es regular con sus menstruos suele decir que “anda como  un reloj”. Pero el temor de la paciente era a ser despertada por el tictac de los relojes, que la recordaban los latidos de su clítoris cuando estaba excitada. La enferma durante la noche, se había despertado con esta penosa sensación y el temor que ello la inspiraba, que era la erección nocturna de su clítoris. Los floreros y los jarrones, también representaba para ella, símbolos femeninos. Siendo niña, iba con un vaso en la mano y se cayó al suelo, hiriéndose en un dedo con un cristal y sangrando abundantemente. Más tarde, al llegar a la pubertad, tuvo conocimiento de las relaciones sexuales y quedó obsesionada por el temor angustioso de NO sangrar durante la noche de boda, circunstancia que haría dudar a su marido de su virginidad. Sus precauciones contra la rotura de floreros y jarrones de su alcoba, constituyen, pues, una especie de reacción contra todo el complejo relacionado con al virginidad y la hemorragia consecutiva al primer contacto sexual, reacción de protesta que se dirige tanto contra el temor de sangrar como contra el opuesto de no sangrar.  La colocación de las almohadas, tenían su sentido pues que la almohada no tocase la cabecera del lecho, representaba a la mujer y la pared vertical del lecho al hombre, de manera que ella pretendía separa al hombre de la mujer, es decir, impedir a sus padres todo contacto sexual. Antes del establecimiento del ritual, había logrado simulando miedo, que sus padres durmieran con la puerta abierta, de manera que quedase abierta durante la noche. De este modo, podía expiar a los mismos y esto le llevó a contraer un insomnio que le duró varios meses. Y no contenta con exigir que tuvieran la puerta abierta, mas de una vez se llegó a instalar entre ambos en el lecho conyugal, de manera que lograba separar la “almohada” de la “cabecera”. Cuando alcanzó ya una edad en la que no podía acostarse con sus padres, sin molestarlos, se las ingenió para simular un incoercible miedo con el fin de que la madre le cediese su sitio junto al padre y fuera a ocupar su cama de soltera. El acto de sacudir el edredón para formar u montículo, tenía el sentido del “embarazo”. La paciente, durante años había tenido miedo de que sus padres tuvieran un hijo y así ella perder su posición privilegiada. Estos eran los pensamientos que nuestra virginal paciente tenía en su cabeza. Por lo tanto, hemos podido mostrar la relación de sus ceremoniales con las fantasías de origen sexual que la paciente tenía. Por lo tanto, la realización del ceremonial, mostraba y traducía por un lado sus deseos sexuales pero a la vez, la negación de los mismos, como medio de defensa. Más adelante, se supo que esta chica sentía por su padre una fuerte atracción erótica que se remontaba a la niñez y era la causa de su actitud hostil contra su madre. Entonces, el análisis de los síntomas nos ha introducido en la vida sexual de la enferma, como hemos podido comprobar. El sentido de un síntoma siempre guarda relación con la vida íntima del enfermo.