Uno de los estado anímicos más complejos por su estructura pero a la vez conocidos por todos, es el estado anímico o sentimiento de angustia. Tendríamos que diferenciar el ataque de angustia puntual del estado de ánimo de angustia generalizada. El primero guarda relación con deseos inconscientes reprimidos que pulsan por manifestarse en la conciencia y que nuestro Yo nos defiende de los mismos con un ataque de angustia. Sería como decir que antes de que nos demos cuenta de lo que deseamos o frente a la posibilidad de que nuestros deseos inconscientes afloren a la conciencia, aparece una señal de alarma y nuestro yo provoca un estado de angustia que hace concentrar toda la atención en los síntomas de dicho ataque, desviando la atención de dichos deseos reprimidos inconscientes.
El estado de ánimo angustioso, hace referencia a la incertidumbre. Actualmente estamos en un momento de incertidumbre política, sanitaria, laboral que hace sentir a las personas un sentimiento de inseguridad. La inseguridad del panorama político muestra la incapacidad del sistema de otorgar seguridad a los ciudadanos. El sistema sanitario frente a una pandemia también ha generado inseguridades en el propio sistema. Lo laboral, tocado por la pandemia y el sistema político ha generado un panorama de inseguridad frente a lo más importante que hay para una persona dentro del sistema capitalista: el trabajo y su modo de producción. Tres pilares sobre los que se sostiene una sociedad: política, trabajo y salud y los tres por la inestabilidad que ha generado la pandemia ha hecho que vivamos en la incertidumbre y justo, el no saber, el no entender hacia dónde vamos ni lo que vamos a ver en los próximos meses ha generado una angustia social en muchas personas que viven con el sentimiento de que “algo malo pasa o puede pasar”.
La razón de sentir esta angustia ante la incertidumbre política, sanitaria y laboral tiene una base real: una pandemia mundial. Sin embargo, el sentimiento de angustia es uno de los sentimientos peor gestionados por las personas, ya que pocos conocen cómo manejar la vida bajo la incertidumbre cuando los ideales políticos, sanitarios y laborales han caído o han mermado la seguridad el sistema social. Toda incertidumbre, genera angustia si no se sabe entender la naturaleza del sentimiento de angustia. El psicoanálisis estudia la angustia desde lo que llamamos un corte, un giro, un cambio. Frente a lo desconocido, el ser humano como cuando era niño se angustia, ya que la angustia, despierta sentimientos la mayoría de ellos de naturaleza catastrofista o pesimista. Toda angustia es frente al cambio, frente a lo nuevo, frente una realidad donde el sistema social no genera seguridad. El sistema sanitario está remontando y se comienza a recuperar la confianza en él pero el sistema de producción laboral, en parte es una incógnita para muchas personas. ¿Recuperarán su salud económica o quedará mermada? ¿ Se puede pensar mas allá de condicionantes externos una vida profesional, laboral, mas allá de las crisis sanitarias y políticas? La falta de recursos para pensar de manera menos emocional y mas racional es lo que provoca entre otras cosas el sentimiento de angustia. Frente a lo desconocido la tendencia es abandonar. Frente a los cambios siempre surge miedo. ¿pero miedo a qué? ¿A no poder o a poder? La mente juega malas pasadas sobre todo cuando no se distingue lo que vemos de lo que sentimos pero nos guiamos mas por lo que sentimos en relación a lo que vemos. Evolucionaríamos si tuviéramos mas valentía emocional y apostaríamos por el crecimiento ya que la capacidad de trabajo es infinita en el hombre y la mujer. Pero la incertidumbre nos hace resguardarnos, buscar la seguridad en el refugio de lo conocido. Y tratamos de apartarnos de la incertidumbre que es algo a lo que deberíamos estar acostumbrados a sentir. ¿Existe certidumbre de algo en la vida? ¿Tenemos garantías absoluta de algo? No existe la certidumbre en la vida. La incertidumbre nos acompañará toda nuestra vida y si no sabemos cómo aprender a vivir en la incertidumbre, será entonces la angustia nuestra compañera de vida. El psicoanálisis aporta una inteligencia frente a lo que sentimos. Un valor frente a los miedos. Una respuesta a la angustia y una respuesta ante la incertidumbre. (dedicado a mi amigo Pawes, que con su llamada telefónica me incitó a escribir este artículo)