lunes, 1 de noviembre de 2010

GESTION EMOCIONAL EN LA VENTA

Hay mucho escrito sobre la venta pero prácticamente nada sobre el aspecto emocional del vendedor ni de su relación con la parte inconsciente de su personalidad que es la que determina el éxito o fracaso de una venta. La idea de tener una parte inconsciente de la personalidad que puede llegar a tener mas fuerza que la parte consciente, supone un agravio para el pensamiento. ¿ Cómo va a existir una parte que no podemos controlar, que intuimos de su presencia pero no llegamos a conocer el verdadero alcance de su poder? Negar la evidencia del inconsciente es negarnos a nosotros mismos. El ejemplo más determinante de su poder podemos encontrarlo en el acto de soñar. Los sueños son una producción que acontece sin el poder de la conciencia. El enorme simbolismo de los sueños, junto a su riqueza expresiva nos hace darnos cuentas que nuestro psiquismo está trabajando incluso cuando duerme. El método de la interpretación de los sueños, nos permite descubrir que tras un sueño, siempre se esconde un deseo realizado. Autores como Freud, Lacan y Menassa, concluyen que vivimos permanentemente para satisfacer deseos conscientes e inconscientes. Sin embargo, la gran paradoja que plantean estos autores es que no solo hay deseos que buscan el bienestar de la persona, también hay deseos de frustración, sufrimiento, malestar, pobreza etc… y son de estos deseos de los que nos tenemos que ocupar, ya que su realización también es una realidad para la vida del sujeto. De ahí que la barrera que separa lo que podemos llamar éxito o fracaso de una venta no es tan marcada. Desde el psicoanálisis, todo lo que el sujeto consigue es un éxito para la realización de sus deseos inconscientes. Fracasar en una venta, en un negocio, puede satisfacer ciertos deseos autopunitivos ( masoquistas ) y por qué puede parecer esto disparatado, si todos, en mayor o menor medidas tenemos deseos masoquistas?. El psicoanálisis aplicado a lo empresarial viene a mostrar que no hay tanta separación entre los éxitos y fracasos empresariales, ya que entre los deseos inconscientes, no hay tal separación, sino realización, de ahí a veces que la culpa aparezca no tanto por un fracaso, sino por haber deseado el fracaso.









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