Existen datos, sobre los millones de euros que anualmente cuestan las enfermedades mentales de los empleados y directivos a las empresas. Estamos en un país donde no existe cultura de salud mental, es decir, no se le da importancia al funcionamiento de la mente ni a sus alteraciones que tantas bajas laborales ocasionan. Una formación o educación en temas de salud mental, pondría en aviso a la población laboral dentro de una empresa, y ante los primeros síntomas de cualquier alteración, se pondrían medidas para evitar la aparición de una enfermedad. Hablamos de la depresión, las crisis de angustia, los miedos, las conductas obsesivas, los trastornos psicosomáticos- úlceras, asmas, alergias-, las conductas delictivas, etc… Toda empresa, es un conjunto de múltiples interacciones entre personas, que aman, siente, padecen, sufren, se equivoca, odian, se agraden, etc… Entre los grupos de trabajo, surgen diversas corrientes afectivas que pueden afectar al buen funcionamiento de lo laboral. Si las empresas dieran cursos de formación sobre cómo entender los comportamientos entre humanos, serían los propios grupos de trabajo lo que contribuirían a la mejora de la salud mental de sus integrantes. Es más barato dar una formación semestral sobre temas de salud mental, para autonocerse mejor y conocer a los otros semejantes, que soportar el gasto que conllevan los trastornos mentales. Pero no hay cultura de salud mental y debemos empezar a crearla. Hoy por hoy, sólo el psicoanálisis ha sido capaz de desarrollar un modelo de educación sobre salud mental que se puede aplicar a cualquier área empresarial. Nos evitaríamos disgustos, malestares y sufrimientos, porque entenderíamos mejor el complejo mundo de las relaciones humanas. Hay que comenzar a abrir nuevos caminos dentro del mundo empresarial y si no cuidamos la salud mental de los integrantes de una empresa, difícilmente lograremos aumentar su producitividad.
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