Recién tuve la ocasión de supervisar un departamento empresarial, donde un Director mantenían relaciones que si bien no eran del todo malas con sus empleados, se acusaba un malestar acuciado en referencia al mismo porque una empleada había entrado en depresión por un supuesto acoso laboral de él. Tuve ocasión de profundizar en el caso y durante meses observé que la relación entre director y empleada se mantenía en unos márgenes muy estrictos en lo referente al trato laboral que me hizo sospechar de la existencia de un mecanismo de defensa existente entre ambos, de manera que su relación estaba establecida dentro de un límites donde el humor, la risa, la broma, la cercanía no tenía cabida. Después de mi experiencia, era fácil pensar que cuando dos personas hacen todo lo posible por evitar una relación cordial, grata, sincera y cercana, es que de algo se están defendiendo. De manera muy sutil y después de varios meses de trabajo, pude descubrir que tanto en la empleada como en el director se había despertado un sentimiento inconsciente, que bien podíamos denominar amor tímido en ella y deseo en él, pero que ninguno de los dos aceptaba. La lucha moral de ella, mujer de fuertes convicciones católicas y él, hombre rígido y de educación severa militar, había producido una perturbación en la vida anímica laboral de ambos. Los dos sabían de la existencia del deseo y del amor del uno por el otro pero su moral les impedía mostrar el menos atisbo de dichos sentimientos, por lo que para protegerse de ello, ambos había levantado una rígida barrera defensiva emocional, disfrazando de acoso y malestar laboral lo que inconscientemente era una pasión reprimida difícil de contener y que había producido en ella una profunda depresión por la sapiencia de no poder nunca satisfacer su amor reprimido. El trabajo del psicoanálisis consistió en ir relajando la moral de ambos hasta que pudieron producir a modo de broma y chiste la frase donde ambos daban cuenta de su amor y su deseo. Actualmente, viven su relación laboral de manera satisfactoria.
martes, 5 de julio de 2011
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