domingo, 27 de marzo de 2016
domingo, 6 de marzo de 2016
Qué decisiones puede tomar una empresa para mantenerse en el mercado evitando el efecto destructivo de la competencia?
Como psicoanalista y coach grupal desde hace mas de 15 años, mi experiencia en gestión de grupos de trabajo (alta dirección, mandos intermedios, empleados ) en empresas de la rama de hostelería, moda, cine, fútbol, bebidas alcohólicas etc, constata que la competencia es lo que va a acompañar en la vida de toda empresa.
La competencia obliga a salir de la zona de confort, del llamado principio de placer, de un estado de quietud de creerse de haber llegado a un lugar, cuando las empresas, una vez llegado a cierto nivel de productividad, lo importante es mantenerse para poder continuar.
Esta tensión que origina la competencia, obliga a la dirección a diseñar nuevas estrategias dentro del sistema de producción desde una perspectiva que incluye todo el sistema organizativo empresarial. Donde lo mas importante es el capital humano, que es la fuente original de ideas y sistemas de desarrollo.
La competencia pone en juego no sólo la cultura organizativa de la empresa, sino el interés, el deseo de sus integrantes para que operen con máxima eficiencia en todos los aspectos del trabajo.
Las estrategias una vez diseñadas son puestas siempre en acción por personas, quiere esto decir que al final todo se reduce a demandas y a ofertas. A la relación vendedores y clientes.
Toda gestión estratégica va a ser llevada a cabo por personas, capital humano, personas que sienten, padecen y que está sujetas a variaciones emocionales. Marcas como Hugo Boss, Mercedes, Zara, Mahou San Miguel, sus estrategias en ventas son llevada a cabo por un personal diferenciado que marca diferencias de valor con otras empresas del mismo sector a la hora de vender sus productos.
No se puede pensar ninguna estrategia sin antes pensar un crecimiento interno, un estar todos a favor de una idea, de un nuevo porvenir o de una nueva ilusión.
La competencia provoca no sólo afán de superación, sino que también provoca desaliento e incita al abandono. De hecho, esa tensión que provoca la competencia es fuente de desajustes en los niveles organizativos empresariales que obligan a la producción de “valor” partiendo de sinergias grupales donde el deseo de superación es causa de motivación.
La crisis que hemos vivido provocó mucho desaliento en empresarios que de manera cómoda habían desarrollado negocios muy productivos pero que ante los obstáculo que la realidad les puso, desalentados por la problemática que se les había generado, decidieron abandonar. Todos los sectores fueron tocados por la crisis pero muchos reaccionaron usando estrategias de reducción de precios en las ventas, diferenciación y diversificando los negocios para tratar de mantener la empresa hasta que la crisis se resolviera.
En estos años, fue fundamental el componente humano que fueron en todo caso, los verdaderos protagonistas de sacar adelante muchas empresas. Otros, agotados por el desaliento, abandonaron.
Para cada empresa, para cada sector siempre hay una estrategia de diferenciación, bien en costes, en productos de manera que generen nuevas oportunidades a la empresa. Quiero decir que frente a la competencia, la diferenciación también es una construcción.
La globalización que existe actualmente hace que los niveles de competencia cada vez sean mas reducidos. Encontramos que los diferentes sectores empresariales cada vez se aproximan mas tanto en calidad como en precios. Y dentro del sistema consumista podemos encontrar clientes de todo tipo. Hay productos para clientes de gama alta, media y baja, dependiendo del poder adquisitivo. Y la empresa cuando tiene definido hacia qué sector quiere dirigir su acción empresarial también sabe con qué nivel de competencia se va a encontrar.
Definir una estrategia competitiva defendible y enfrentarse con éxito a las cinco fuerzas competitivas produciendo una ventaja sostenible en el tiempo tiene que ver con la organización de personas y con las fuerzas sinérgicas que se hallan creado entre ellas.
Numerosas empresas en las que he trabajado, tenía fisuras grupales por donde se perdía una valiosa energía y las acciones estratégicas o bien tardaban en pensarse o en implantarse por acciones inconscientes grupales en contra de la propia empresa ( por ejemplo, directivos que producían y generaran sentimientos adversos en la plantilla, recibían “su castigo” siendo frenada grupalmente la efectividad de su capacidad directiva)
La teoría de crear estrategias que se anticipen o respondan a cambios externos, estrategias que creen cambios mediante la innovación, introduciendo cambios de innovación en el sentido técnico, gestión y administración, corrigiendo errores para producir una ventaja competitiva que conduzca a las dos ventajas clásicas que son el liderazgo en costes y la diferenciación de productos debe partir de una “unidad grupal de trabajo compacta”. Esta unidad de trabajo grupal (desde alta dirección a empleados) será capaz de producir estrategias más efectivas que una unidad de trabajo grupal fisurada.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)